El firmamento se tiño de soledad.
Una lúgubre sensación invadió mi alma.
Los espíritus insinuando libertad.
La idea falsa de felicidad.
El llanto del ser ausente.
Un instante de locura.
Vuelo y siento el aire golpear en mi pecho,
Como dagas afiladas se incrustan en él.
Lágrimas derramadas envueltas en sangre.
Ya no quiero detenerme.
Una ráfaga me tumba.
Mi cuerpo yace en ese inhóspito lugar.
Aún con vida, aún con dolor, aún con ganas de morir...
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