octubre 26, 2011

Humanizada Medicina

Medicina humanizadora, que  tanto tiempo has hecho dedicar a personas aplicadas a ella, para conocer, trabajar e intentar curar el cuerpo del ser humano y  por siglos y milenios han atendido todo menos (o nada) otras partes esenciales; como los sentimientos, los deseos, la situación familiar, la manera de insertarse en sociedad, el lenguaje, la situación económica, el imaginario cultural general y, especialmente, la postura frente a la vida y la muerte.

Que dura y ardua labor conservadora, humana, que implica y necesita mucho conocimiento. Ohh medicina que responsabilidad has creado en el médico, que debe conocer muy bien lo que hay que curar en un cuerpo.

Cuerpos enfermos, siendo almas vivientes y armoniosas, pasan por dificultades, siendo muchas por sus necesidades; por las enfermedades y sufrimientos orgánicos o psíquicos que presentan.  Grandes e importantes seres humanos, que necesitan a menudo atención médica; y que esta sea ejercida con amor.

Puro y fuerte amor  presente en todas las fases del atendimiento al enfermo, desde su primer encuentro con la recepcionista, hasta finalmente su acercamiento con el médico. El amor no es atributo del alma, sino una poderosa energía que emana del Creador y se expande a todo el Universo.

Remontándonos al pasado, 450 años a.C., Sócrates nos envió su mensaje: «conócete a ti mismo», que encontró resonancia en Descartes en el siglo XVII de la era actual al afirmar: «pienso, luego existo». Esas propuestas fueron enriquecidas por las enseñanzas de Allan Kardec, hace 150 años, al afirmar que «el pensamiento es un atributo del alma;  Partiendo de esa premisa, se abre para el ser humano un abanico de informaciones sobre la realidad de sí mismo y de su propia vida. Hoy, a través de los conocimientos avenidos, el ser humano puede responder a Sócrates, diciendo: «a través de mis pensamientos, conozco a mi yo interior; y decir a Descartes: el alma que existe en mí es la que piensa».

El alma es un importante constituyente del ser humano, el centro de todas sus potencialidades, de donde emanan sus pensamientos, su inteligencia, sus tendencias artísticas, su percepción científica, su carácter, su intuición, su propia conciencia que se mantiene, con toda su individualidad. La masa encefálica no puede ser responsable de toda la elaboración de los pensamientos, aunque sea indispensable para la transmisión de los mismos.
Para tanto, debe ser mantenida en perfectas condiciones anatómicas y fisiológicas, para que pueda desempeñar plenamente sus funciones durante toda la vida humana.

Maravillosos profesionales en su labor, dedicados con amor, pasión y templanza,  gozando de la consideración de la sociedad, mereciendo el respeto y justa estima de sus semejantes, en su parte reconociendo la importancia y la eficacia del tratamiento tradicional, basado en medicamentos de valor comprobado, valorizando la clínica médica y la cirugía, y sus diferentes especialidades.

Bello laborioso galeno debe tocar y curar el centro del alma de cada paciente; Animándolo e influyendo en el, con gran propósito para vencer las dificultades y haciéndole entender las orientaciones que se le dan, transmitiéndole esperanza, delante del sufrimiento que enfrenta,  dirigiéndose sutilmente a su persona, a su alma para así alivianar el peso de la dificultad por la que pasa, siendo en muchas veces insolubles, como en el caso de las enfermedades terminales. El mensaje muestra que todo está siendo realizado con esfuerzo para el dedicado tratamiento, teniendo el paciente siempre una esperanza que abre un horizonte para la vida. Y, aunque esté próximo su paso hacia el túnel oscuro de la separación del cuerpo, el alma tendrá buen ánimo para enfrentar posibles dificultades en su retorno al plano espiritual.



En suma: el ser humano es un cuerpo – alma con gran cerebro en funcionamiento.

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